viernes, 17 de enero de 2014

Las sorprendentes farmacias (Apotheken) suizas





La semana pasada tuve una “agradable” experiencia con las farmacias y los medicamentos en el país de Heidi.

El lunes por la tarde me llamó la pediatra por teléfono para decirme que los resultados de una analítica eran positivos,  y la peque debía tomar antibióticos. Enviaba la receta por fax a mi farmacia, y en 10 minutos podía ir a recoger la medicina.

Aquí para darte un resultado de este tipo no te dan cita: si no hay que tomar medidas no te llaman, y si hay que tomar medidas te llaman por teléfono y te lo cuentan cuando ya ha acabado el horario de visitas. De esta manera el paciente no pierde ni el tiempo ni el dinero (aquí los médicos facturan por minuto de consulta), y tampoco lo pierde el médico, que puede atender a otro paciente en el rato que tendría que atenderte a ti.

Y lo de tener una farmacia a la que vas siempre, pues bueno, es por varias razones. La primera es que, al igual que en España, si tienes confianza con la persona que te atiende, podrá ofrecerte un trato más ajustado a tus necesidades. En segundo lugar, es por el tema de enviar las recetas por fax desde la consulta del médico, o por el tema de que te lleven las medicinas a casa (luego os cuento, pero no siempre este servicio es grautito), o por el tema de que la primera vez que vas con una receta a una farmacia te cobran un impuesto, y no es cuestión de pagarlo en varias farmacias.


Así que me fui a mi farmacia habitual (a 70 m. de casa), y allí estaba la receta. Pero había un problema: el antibiótico recetado estaba agotado en la empresa farmacéutica que lo fabrica, y el plazo para reponerlo era de 2 semanas. La farmacéutica llamó por teléfono a la pediatra para ver si se podía cambiar por otro que Marina ya había tomado anteriormente, pero eran las 17:45 h, y la consulta cierra a las 17:30 h (esto es habitual en Suiza). Como no era urgente, quedé con la farmacéutica en que iría al día siguiente a las 8 de la mañana, y volvería a llamar a la pediatra para consultarle el posible cambio de antibiótico.

Y allí estaba yo el martes a las 8:10 h, más o menos. Resulta que habían encontrado el antibiótico en otra farmacia (a 50 m. de casa), y para allá que me fui. Y allí tenían el antibiótico, pero necesitaba dos botes, y sólo tenían uno, el segundo me lo conseguían “nachmittag”, es decir, después del mediodía. Sobre las 16:45 h fui otra vez para la farmacia con mi justificante a pedir el segundo bote de antibiótico, y esta vez me contaron la misma historia de la primera farmacia: estaba agotado y el tiempo de reposición era de 2 semanas. Pero intentarían conseguirlo en alguna otra farmacia de Basel, o de Suiza, y si no, lo buscarían en Alemania. Flipante. Como la peque no había empezado a tomarlo, todavía podíamos cambiarlo por otro.


A los 10 minutos de haber vuelto a casa me llamaron por teléfono para decirme que habían encontrado un segundo bote de antibiótico y lo tenían allí, y que si quería me lo traían a casa. Y me comentaron si no me importaba hacer la mezcla del antibiótico yo (el bote tiene unos polvos que hay que mezclar con agua en una cantidad determinada; en Suiza siempre te hacen la mezcla en la farmacia. En España siempre la he hecho yo). Como la duración del antibiótico una vez abierto el bote es de 10 días, era preferible no abrirlo hasta que la peque se lo empezara a tomar.

En mi mentalidad española les dije que no era necesario que me trajeran el medicamento a casa, que ya iba yo a buscarlo, y que por supuesto que hacía yo la mezcla, pero se empeñaron, y  a la media hora me habían traído el segundo bote de antibiótico a casa.

Todas estas conversaciones fueron en alemán (mi patético alemán) y las personas con las que hablé fueron muy amables e hicieron todo lo posible por entenderme y que las entendiera.

Sigo sorprendiéndome de las cosas que pasan por aquí.

Tres en Suiza.

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