El martes asistí a la apertura del curso académico 2013-14
en el centro asociado de la UNED en Berna.
El evento empezaba a las 19:30 h., así que calculé el tiempo
para llegar desde casa, con tiempo de sobra para buscar el sitio donde se
celebraba.
Tenía que coger el tren de las 17:59 para llegar a Berna
sobre las 19:00 h. Así que, allí estaba yo a las 17:45 con mi billete de ida y
vuelta comprado, esperando el tren. Y lo que no sabía en ese momento es que
llegar a Berna iba a ser una pequeña aventura, aunque al estilo suizo,
evidentemente.
La revisora estaba cerca de mí en el andén, y pude comprobar
que empezaba a ponerse nerviosa sobre las 17:54 porque el tren no llegaba
(imagino que suele trabajar en ese tren habitualmente y conoce la frecuencia
del mismo). Hizo una llamada con el móvil, y empezó a decirnos a los que
estábamos cerca que nos fuéramos al
andén 7 e hiciéramos trasbordo en Olten, que nuestro tren había sufrido una
avería técnica y no iba a llegar. En seguida también lo empezaron a decir por megafonía.
Así que eso hicimos. El tren de la vía 7 salía a las 18:04,
con lo cual llevábamos retraso, cosa muy importante para los suizos,
acostumbrados siempre a que todo sea puntual.
El tren salió a su hora, y cuando llegamos a Olten en la
megafonía del tren nos dijeron que fuéramos a la vía 11, que allí nos estaba
esperando el tren que nos llevaría a Berna. Y así fue.
Cuando el tren
arrancó, una amable señorita pidió disculpas por megafonía por el retraso que
llevábamos (se estimaba que llegaríamos 13 minutos tarde). Cuando el tren llegó
a Berna, la misma amable señorita volvió a disculparse y nos comunicó que sólo
habíamos tenido un retraso de 12 minutos. Repito: la puntualidad es muy
importante para los suizos.
En la estación de Berna me equivoqué de salida, pregunté a
una mujer que estaba desatando la bici en el parking de la estación (había 5º
de temperatura y llovía, pero lo de la bici aquí es alucinante) y me señaló
cómo llegar a Theaterplatz (plaza del teatro).
Tenía que pasar por la Bundesplatz (algo así como la plaza
del Congreso), y cuál fue mi sorpresa, cuando al llegar a la entrada de la
plaza me encontré el acceso bloqueado por un montón de gente que estaba mirando
algo.
Al intentar atravesar el gentío descubrí lo que estaban
mirando. Había un espectáculo de luz y sonido que proyectaba imágenes sobre el
edificio del “Bundes” o Congreso.
No podía pararme a mirar porque llegaba con el tiempo justo
al evento de la UNED, pero lo que pude ver mientras atravesaba la plaza era
precioso. Había un castillo de los cuentos de princesas, y luego una especie de
montañas, muy bonito.
Trasteando por la web, he descubierto lo que era. Se trata
de un espectáculo que se llama “Rendez-vous Bundesplatz” y tiene lugar todos
los días desde el 18 de octubre hasta el 1 de diciembre de 7 a 8:30 de la
tarde.
Al final llegué justita de tiempo a Theaterplatz, 7, y allí
estaba la directora del centro asociado de la UNED en Berna, Judith Vega, saludando
personalmente a los que íbamos llegando.
En la mesa presidencial se sentaron la directora, el Vicerrector de Centros, el embajador
de España en Suiza y un alumno que se acababa de licenciar en Filología
inglesa.
Fue éste el primero en hablar, y luego lo hizo la directora,
que impartió una estupenda lección inaugural titulada "El camino de
Santiago y la iconografía del patrón de los peregrinos en tierras
helvéticas". Me encantó. Hay un montón de vestigios de Santiago en Suiza, no
sólo por las ciudades y pueblos por donde pasaba la ruta jacobea, sino por todo
el país. Alguno que hay por Basel ya me lo he apuntado para ir a verlo.
Después habló el embajador, y luego el Vicerrector. Inauguramos
solemnemente el curso, y nos fuimos a la sala contigua donde nos esperaba un “aperitivo”
muy rico.
Y un rato después me fui para mi casa, esta vez sin
aventuras con los trenes. Y como cosa curiosa, el tren paró en Olten y un chico subió y se sentó enfrente de mí. Llevaba algo del
tamaño de una maleta de cabina, pero mucho más estrecho dentro de una funda.
Al llegar a la estación de Basel cogió el mismo autobús que
yo, y se bajó, curiosamente, en la misma parada que yo. Mientras yo esperaba
otro autobús, él sacó de la funda una bicicleta plegable de la marca "Brompton",
hizo clac-clac, dobló cuidadosamente la funda hasta dejarla del tamaño de un
monedero, la colgó del sillín, se montó y se fue. Como podéis suponer, seguía
haciendo frío y seguía lloviendo.
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