La frase no es mía, sino de Aniko Villalba, una argentina que se dedica a viajar por el mundo y escribe sobre ello.
Aniko lleva muchos años "viajando por ahí", como ella dice, y tanto en sus libros como en su blog refleja esa transformación que se va produciendo en su forma de pensar y de ver las cosas según va visitando lugares nuevos y conociendo otras culturas.
Le gusta viajar sola, con una mochila y nada más. Así, dice ella, puede conocer mejor a la gente de los diferentes países que visita y reflexionar sobre lo que va aprendiendo.
Conocí su blog gracias a una compañera de trabajo, y mi pareja me regaló de inmediato su primer libro: Días de viaje. Un interesante relato sobre cómo empezó su aventura viajera.
Aniko tiene ahora un nuevo proyecto en mente: Japón. Pero no irá sola ni con mochila, según cuenta. Quizás tenga razón, y viajar a un nuevo lugar conduce a una gran transformación, esa que ella ha sufrido y que ha hecho que haya cambiado su forma de viajar. Aunque lo que seguro que no cambia es su estupenda forma de contarlo. Y en todo caso, cambiará a mejor.
A lo mejor en esta época de viajes estivales podemos pensar en esa frase de Aniko, intentando comprobar si ese viaje a un nuevo lugar ha tenido alguna impresión fuerte en nosotros, hasta el punto de transformarnos.
En mi opinión, viajar a un nuevo lugar produce siempre una transformación, pequeña o grande, pero algo cambia en nosotros; y a la vuelta ya no seremos los mismos. Habremos tenido experiencias que habrán influido en nuestra forma de ver el mundo.
Quizás alguno de vosotros este año viaje a Suiza en verano, y pueda comprobar de primera mano si se produce esa transformación.
Y si no sabéis qué leer mientras viajáis en un avión o un tren, o mientras estáis tumbados al Sol en la playa, os recomiendo el libro de Aniko.
Tres en Suiza
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